LUGARES EN LOS QUE SE DETIENE EL TIEMPO
Ha pasado apenas un mes y ya echaba de menos este pequeño espacio. Después de un periodo de exámenes ( de ahí la ausencia ), retomo el blog para mostraros mi último periplo, rodeado de historia, belleza y naturaleza, un auténtico regalo para los sentidos.
Antes de comenzar un maravilloso fin de semana, os hablaré de un sitio con un encanto especial. Lo "descubrí" hace días gracias a un amigo, porque como nos suele pasar, queremos viajar y visitar otras ciudades sin exprimir al máximo la nuestra.
Se trata del Bar de Noche que podemos encontrar en el Parador de Plasencia. Este se ubica en pleno casco monumental de la ciudad, en el convento de Santo Domingo, fundado por los Zúñigas a mediados del S.XV, siendo su estilo gótico tardío con elementos renacentistas.
Tuve la suerte de recorrer y ver gran parte del Parador, desde sus habitaciones, hasta la Sala Capitular, con su singular bóveda de crucería, pasando por el claustro con magníficos artesonados y llegando a una espectacular escalera al aire.
Se trata del Bar de Noche que podemos encontrar en el Parador de Plasencia. Este se ubica en pleno casco monumental de la ciudad, en el convento de Santo Domingo, fundado por los Zúñigas a mediados del S.XV, siendo su estilo gótico tardío con elementos renacentistas.
Tuve la suerte de recorrer y ver gran parte del Parador, desde sus habitaciones, hasta la Sala Capitular, con su singular bóveda de crucería, pasando por el claustro con magníficos artesonados y llegando a una espectacular escalera al aire.
Ahora vayamos a la "guinda del pastel", el Bar de Noche, está situado en la bodega del convento, un espacio único para tomar una copa de forma relajada, de la mano de la mejor compañía , en un ambiente diferente, en el que la buena música y la iluminación cálida hacen el resto.
Techos abovedados de ladrillo visto, piedra, suelos cerámicos, pilastras que dejan ver el suelo original, mezclado con una decoración elegante y señorial con ápices modernos.
EMPIEZA MI FIN DE SEMANA
LA ALBERCA
Sábado por la mañana, risas y más risas, una carretera rodeada de montañas que nos conducen hasta un pequeño pueblo de Salamanca. LLegamos, parece que se detiene el tiempo. Nos adentramos en sus calles, su mayor atractivo, pintorescas casas, arquitectura popular levantada a base de piedra y geométricos entramados de madera.
Sábado por la mañana, risas y más risas, una carretera rodeada de montañas que nos conducen hasta un pequeño pueblo de Salamanca. LLegamos, parece que se detiene el tiempo. Nos adentramos en sus calles, su mayor atractivo, pintorescas casas, arquitectura popular levantada a base de piedra y geométricos entramados de madera.
Destacan los dinteles cincelados con fechas de fundación de las casas, con inscripciones, signos y anagramas religiosos.
Cada una de las plantas superiores va sobresaliendo sobre la inferior, hasta llegar casi a tocarse los aleros de los tejados de las casas que se hallan frente a frente, lo que hace que en las calles se produzcan juegos de luces y sombras.
Como todo pueblo con historia, uno de los edificios a destacar es su Iglesia. La Iglesia de la Asunción, construida en el S. XVII, pero con púlpito del XVI, esculpido en granito. De su interior destacamos una espléndida cruz procesional de estilo gótico y una talla del Cristo del Sudor.
Tras un largo paseo por estrechas callejuelas vamos abriendo apetito, que mejor sitio para comer que la plaza del pueblo. Allí nos encontramos con el conocido restaurante, El Balcón de la Plaza. Acogedor lugar y exquisita comida, nos decantamos por platos típicos como las "patatas meneas", un delicioso manjar.
Pasada una grata mañana, toca desplazarse un kilómetro, hasta llegar al espectacular hotel que nos acogerá, un enclave único en el que se respira tranquilidad por los cuatro costados.
HOTEL SPA ABADÍA DE LOS TEMPLARIOS
Os muestro una pequeña galería, porque falta espacio para poder reflejar todo su esplendor.
Exteriores y estructuras de diferentes alturas, teñidas con cales y pigmentos y en las que predominan materiales autóctonos como la piedra de granito, madera, forja y ladrillo rústico.
El Hotel se compone también de un grupo de villas, que no desmerecen en ningún aspecto.
Materiales como madera, piedra y ladrillo visto formarán también parte en la estructura y decoración interior. Amplias estancias que se comunican mediante arcos de medio punto y en las que destacan las viguetas de madera del techo junto a los artesonados que encontramos en la entrada del hotel y la cafetería.
Para acceder al salón-comedor lo hacemos a través de una pequeña pero señorial escalera, dando paso a un amplio espacio en el que cabe hacer incapie en las numerosas columnas que terminan en un techo abovedado.
En las habitaciones se da una mezcla de clasicismo y modernidad, muebles actuales geométricos en tonos plata y negro, se funden con techos de madera y colchas bordadas a mano.
Otro punto clave del hotel, es su Spa, ideal para relajarse y terminar la jornada turística. Sigue las líneas del resto de espacios, techo acristalado en forma de cúpula, grandes ventanas, piedra en paredes de colores tierra y cuadros con personajes templarios. Os lo recomiendo, porque durante las dos horas que dura el circuito te olvidas totalmente de todo.
LLega el final de nuestra travesía. Debido a que La Alberca se encuentra situada en el Valle de Las Batuecas, decidimos visitar El Monasterio de las Batuecas, y hacer una breve parada, viendo así un auténtico paraje natural.
MONASTERIO SANTO DESIERTO DE SAN JOSÉ DE LAS BATUECAS
El Desierto de San José se fundó en 1599 por el P.Tomás de Jesús. El monasterio se construyó en lo profundo de este valle, un paraíso natural rodeado de ríos, bosques y altas montañas.En 1836 los religiosos fueron expulsados, y el monasterio fue vendido y destruido, tanto por la mano del hombre como por un inmenso incendio que lo dejó en ruinas. En 1937 fue recuperado y restaurado por Santa Maravillas de Jesús, Carmelita Descalza, quién lo cedió de nuevo a los Padres Carmelitas en 1950, restaurando así la vida de Desierto contemplativo.
Hoy, es una pequeña comunidad de frailes Carmelitas, mantiene viva la llama de la vida contemplativa, un lugar en el que en la actualidad, es un espacio de acogida para todos aquellos que quieren acercarse a vivir un tiempo de silencio.
LAU
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